En una época de reflexión, cambio e incertidumbre, las organizaciones se ven obligadas a reorientar la filosofía y estilo gerencial que tradicionalmente han adoptado para obtener los resultados esperados. La Administración Pública enfrenta también este reto y es por ello que en los países desarrollados se esta empezando a hablar de la Buena Gobernabilidad, como un concepto que enfatiza el papel de los gerentes (no políticos) como proveedores de servicios de alta calidad, según los intereses y necesidades de los ciudadanos y las diversas comunidades; la Buena Gobernabilidad incrementa la autonomía de los gerentes, debido a que reduce los controles del gobierno central y las demandas y toma de decisiones en la actuación individual y organizacional; la Buena Gobernabilidad también reconoce la importancia de gestionar los factores humanos y tecnológicos que los gerentes requieren para lograr sus objetivos; también, la Buena Gobernabilidad se caracteriza por tener mente abierta en cuanto a los propósitos que deben ser gestionados por los servidores públicos y cuáles deben ser manejados por el sector privado (Okot-Uma, 2002).
Según la perspectiva de Okot-Uma (2002), el Gobierno electrónico se sumerge también en el torbellino de los nuevos paradigmas gerenciales como el Empowerment, reorientando roles y responsabilidades hacia los individuos, las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil con las capacidades necesarias en cuanto a información y conocimiento se refiere. El objetivo del Gobierno electrónico es crear las condiciones para el empoderamiento (Empowerment) de los individuos, las comunidades y la sociedad civil, a través de iniciativas como la activación de la participación en la sociedad de la información, creación de la infraestructura para la sociedad de la información y propiciar la consolidación de una ciudadanía e identidad cultural basada en el uso de las tecnologías de la información.
La Gobernabilidad Electrónica persigue la motorización de los procesos y estructuras creadas para aumentar las potencialidades de las tecnologías de información y comunicación, planteándose varios niveles del gobierno y el sector público, que en última instancia se consolidan en lo que Okot-Uma (2002) ha llamado como Buena Gobernabilidad.
El Gobierno electrónico se refiere entonces a los procesos y estructuras creadas para la oferta electrónica de los servicios gubernamentales. El Gobierno electrónico depende funcionalmente de muchas aristas o ramificaciones como el compromiso de los gerentes públicos, la dinámica política, los servicios civiles y las funciones parlamentarias y judiciales; se requiere que el gobierno tenga apertura a un modelo de prestación de servicios bastante complejo, en el que interactúan tanto los niveles como las aristas del sistema de gobierno.
La Gobernabilidad Electrónica también incluye en su definición a los Negocios Electrónicos, termino cercano el Comercio Electrónico, en tanto se diferencia en que no sólo se basan en la compra-venta de productos, sino que centran su atención en las necesidades de los clientes y de las organizaciones en general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario